Está siendo un verano movidito, con un clima egoísta y la vieja crisis que nos pone de vez en cuando un tanto nerviosos. Da la sensación, que al leer el periódico o ver el telediario, encontramos más malas noticias que buenas, pero hay que contraatacar antes de que este pesimismo nos pille a todos sin estar preparados. Dejemos de pensar en la pasta, porque la crisis del dinero es menos importante que la crisis del espíritu. Dediquémonos a formarnos para humanizar la sociedad, Europa, el mundo, y si hace falta, Narnia. ¡Que no puede ser que un ser humano del siglo XXI se esté especializando en ser un egoísta maquiavélico!
Justo sobre esto me mandó un amigo un mail. Un mail cojonudo y larguísimo sobre cómo está el patio en la vida moderna del maravilloso siglo XXI. He dividido el mail en dos partes. La primera habla sobre eogísmo y la segunda, sobre cómo salvar esta delicada situación:
- Parte 1 -
“Hoy la gente no está por la labor de arriesgar. Se busca la seguridad, el confort, el bienestar, la comodidad, la riqueza, el lujo, el derroche… No hay más limitaciones que la capacidad de hartazgo. Si no bebo más, no es por templanza, ni por sobriedad, es porque me caigo pedo al suelo, no por falta de ganas…
¿Has visto la de matrimonios "recién casados" que no tienen pensado tener hijos? Dicen que eso es cosa de los emigrantes, que no tienen tiempo para limpiar culos, que ahora están para disfrutar, que eso se lo plantearán después, que los hijos ya vendrán luego, cuando no puedan hacer otra cosa, con un in vitro y gastándose un porrón de dinero, para que luego les salgan bichos, en vez de hijos. “Es que es mucha responsabilidad para mí, no estoy preparado" (¿y la que tus padres tuvieron contigo...?).
Nos matamos a trabajar. No hay límite al esfuerzo, siempre que tenga resultados en dinero. Para lo demás, ya vamos más despacio y con más cuidado: para atender a nuestra familia, para ayudar a nuestros amigos, para atender a los menos favorecidos… Eso que lo hagan las monjas, o el gobierno, que para eso están. ¡Es de ley! Pero la gente es la pera. Sólo piensa en el dinero, en el dichoso dinero. Viven para ser los muertos más ricos del cementerio.
Si cuando tenías que hacer deporte, hacías botellón, no te habrás desarrollado muscularmente, no habrás crecido, ni tendrás desarrollado tu cuerpo. Si cuando tenías que prepararte para la vida profesional, te dedicaste a las fiestukis, después eres un impresentable y un inútil. Si cuando tenías que preparar tu generosidad para darle tu corazón entero, noble y limpio, a la futura madre de tus hijos, y en vez de eso te dedicabas al revolcón de los viernes, te habrás convertido en un asqueroso lascivo desarreglado y obseso sexual. Y si cuando tenías que desarrollar tu paternidad, te dedicas a vivir como un adolescente caprichoso y nuevo rico, cuando vengan los hijos no sabrás ni qué hacer con ellos, porque se te habrá pasado el arroz, y no tendrás ya ni el aguante, ni el cariño, ni el amor, ni la entrega que son imprescindibles para sacar una familia adelante. Punto. Eso es así.
No puedo estar más de acuerdo con tu amigo, Inas. Gran post!
ResponderEliminar