No sé que se le pasaría por la cabeza a Michel Hazanavicius, un nostálgico del cine clásico, para crear casi dos horas de cine mudo en blanco y negro en un momento en el que el 3D arrasa allá donde va.
The Artist  es, como cita un crítico de cine, una melancólica carta de amor al  séptimo arte filmada en blanco y negro que reconstruye la época en que  el sonido acabó con el cine mudo de Hollywood. El romance entre George  Valentin, un aclamado actor de cine mudo, y Peppy Miller, quien salta a  la fama cuando comienza el cine sonoro, a la vez que Valentin desaparece  de escena al no tener voz, a finales de los años 20', es la historia  que arrasará en la próxima gala de los Oscar.
Jamás imaginé que podría ir al cine a ver películas mudas y en blanco y negro. Los espectadores sí que nos quedamos mudos, mudos ante el sorpresón que miramos encantados sin parpadear en ningún instante  ¡Vaya  pedazo de homenaje al cine clásico! Fueron 100 minutos viviendo en los  años treinta, como estar recuperando algo del pasado que deseamos que de  vez en cuando surja en el presente. Porque nos encanta el pasado.

Se nota en todo momento su inspiración en maestros como Hitchcock, Chaplin, Orson Welles, Lubitsch (Angel), Murnau y Billy Wilder (Con faldas y a lo loco), para producir en el espectador   constantes  sensaciones de emoción, sorpresa, suspense, miedo y admiración. Por  ejemplo, para plasmar el deterioro de la relación matrimonial entre  George Valentin  (el protagonista) y su esposa; el director utiliza varios planos  consecutivos de ambos comiendo, viéndose como se ignoran cada vez más.  La misma escena que protagoniza Orson Welles con su esposa en Cidadano Kane. Hay muchas semejanzas, Peppy Miller recuerda a actrices como Pola Negri, Gloria Swanson o Marlène Dietrich, y Valentin recuerda a Rodolfo Valentino o Douglas Fairbanks.  
     

Se nota en todo momento su inspiración en maestros como Hitchcock, Chaplin, Orson Welles, Lubitsch (Angel), Murnau y Billy Wilder (Con faldas y a lo loco), para producir en el espectador   constantes  sensaciones de emoción, sorpresa, suspense, miedo y admiración. Por  ejemplo, para plasmar el deterioro de la relación matrimonial entre  George Valentin  (el protagonista) y su esposa; el director utiliza varios planos  consecutivos de ambos comiendo, viéndose como se ignoran cada vez más.  La misma escena que protagoniza Orson Welles con su esposa en Cidadano Kane. Hay muchas semejanzas, Peppy Miller recuerda a actrices como Pola Negri, Gloria Swanson o Marlène Dietrich, y Valentin recuerda a Rodolfo Valentino o Douglas Fairbanks.  Y la trama de The Artist recuerda a Singing in the Rain y a Sunset Boulevard. ratan de la transición del cine mudo al sonoro y de cómo reacciona su gente con los cambios. 
Homenajea esa magia que destilaban las películas que veían nuestros abuelos.  Única y auténtica, detallista hasta el final, donde todo fluye con  inteligencia, gracia y sentimiento. Pero sobre todo detallista, como  vemos en los carteles que anuncian las películas de Peppy Miller, esos  carteles que se venden ahora en forma de postal en tiendas de  decoración; la escena en la que Valentin copia los movimientos de pies  de Miller tras el decorado, el lunar que le dibuja él a ella, la  decoración de las casas, o por ejemplo, en la escena comentada antes  entre Valentin y su esposa, detrás de ella hay dos figurillas y en cada  plano en el que ella está vestida de forma distinta, esas figurillas se  van distanciando; es genial también la escena en la que él se enfada al  descubrir cierta cosa que no diré... y cómo el director juega con la  figurilla de los monos... No sé, son cosas muy simples con las que  Hazanavicius juega mucho y consigue sacar mucho jugo.
A  diferencia del resto de películas del momento, en la que puedes  quedarte dormido algún instante o en la que no hace falta verla entera  para entenderla, The Artist  tiene  constantemente al espectador enganchado a la pantalla, por su ritmo,   su humor, la expresividad de los personajes (labios y miradas), los  movimientos, los planos, la excelente fotografía de Guillaume Schiffman y la música de Ludovic Bource.  Pero también por la brillante interpretación protagonizada por, en primer lugar, Uggy, el perrito del protagonista, ¡vaya actorazo!, Jean Dujardin  -quien da vida a un actor de éxito llamado George Valentin (inspirado  en Rodolfo Valentino), el cual verá comenzar su decadencia con la  llegada del sonoro- y Bérénice Bejo (esposa del director)-quien  encarna a la joven aspirante a actriz Peppy Miller y logrará su sueño  comenzando desde lo más bajo-. El cruce entre ambos causa una historia  de amor en una época convulsa para muchos, cuando se hunde la bolsa en  1929. Además aparecen veteranos como John Goodman, Penelope Ann Miller, James Crowell y Malcolm McDowell.
De izquierda a derecha, Michel Hazanavicius, Missy Pyle, Bérénice Bejo y Jean Dujardin, enel festival de Cannes donde se llevaron el galardón al mejor actor (Jean Duajardin). También ha ganado el premio del público en el Festival de San Sebastián, el de Hampton y el de Sevilla; el premio a la mejor película y mejor director en el Círculo de Críticos de Nueva York, además de más de 25 nominacones en distintos festivales.
The Artist triunfa porque el cine mudo garantiza una participación extraordinaria del espectador, como dice el director, y porque tiene algo que el público anhela tanto en los festivales como en los multicines: una historia realmente buena y bonita, como cita Peter Bradshaw, en su crítica en The Guardian.
Haceros un favor e id a verla cuanto antes. 









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