. risas. Jóvenes sin complejos de todos los colores y lenguas, al ritmo de “¡Follow de leader, leader!”. La esperanza. El esfuerzo. con un original prospecto. compromiso. n gorro australiano para cubrirte del sol del agosto español. Cibeles y Neptuno guiando a la masa hasta la puerta de Alcalá. Los bellos pasos andaluces. Caminar sin parar sabiendo que no podrás ir más allá. Conseguir colarte a base de sonrisas. Dos segundos de papamóvil que te iluminan el corazón. La emoción. Confesarte en el Retiro. Ver todas las órdenes religiosas y movimientos católicos en un solo día. El ideal de santidad. Compartirlo todo. Que los madrileños te mojen desde sus ventanas con cubos llenos de agua fresca. Estar media hora buscando tu saco a las cinco de la mañana, entre miles de peregrinos durmiendo, intentando no pisar a nadie. Largas conversaciones con desconocidos sin entender nada, pero riendo sin parar. La solidaridad. El caos en el metro. confianza. El cardenal Rouco. Río de Janeiro. Madrid. ¡España! Nuestro Papa. La Virgen. Jesús. Arraigados en Cristo. Firmes en la Fe.
Más de un millón y medio de jóvenes arrodillados en el barro adorando al Santísimo.24.500 voluntarios que se dejaron la piel. 4.700 periodistas acreditados y 600 millones de espectadores en todo el mundo. 1.373 efectivos de limpieza que limpiaron las 127 toneladas de residuos. 2.500. 2.151 asistencias sanitarias.
Pero las JMJ no se acabaron. Todo empieza ahora. Sin miedos. A saco.Deo Omnis Gloria